En este sentido, el ser humano se ve obligado a generar un mayor número de alimentos para abastecer las necesidades del futuro. Además de la cantidad, se busca la calidad, crear productos novedosos con características mejoradas (nutricionales, de rendimiento y producción agrícola), que tengan el menor impacto medioambiental posible. De este modo, los alimentos transgénicos se presentan como una esperanza sostenible para cubrir las necesidades alimentarias del mundo.
Con el desarrollo de tecnologías para la producción de organismos transgénicos se puede modificar propiedades de las plantas de manera más amplia, precisa y rápida. Siendo así, la producción de transgénicos tiene varios objetivos, entre los que se encuentran: la obtención de especies resistentes a condiciones de estrés, la mejora nutricional de la especies (aumento en el contenido de aminoácidos o precursores de vitaminas, reducción en la cantidad de antinutrientes, etc.), de plantas para fitorremediación , de variedades con flores de color no convencional, la producción de alguna proteína o metabolito con propiedades terapéuticas (vacunas o anticuerpos).
Situación actual
La utilización de los organismos genéticamente modificados en la vida diaria se ha incrementado considerablemente en los últimos años. Según el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA), en 2013 se afirma que a nivel mundial hay 18 millones de agricultores que producen cultivos transgénicos en 27 países. Esta cifra, sin embargo
representa menos del 1% de la población agrícola mundial; el 88% de las tierras cultivables siguen libres de transgénicos.
En la actualidad se cultivan nueve diferentes especies de plantas transgénicas: arroz,
maíz, soja, colza, calabaza, patata, alfalfa, remolacha y algodón.
Intereses económicos
Cuando una planta transgénica está diseñada para mejorar su rendimiento, se incorporan caracteres tales como: mayor vigor, mejor aprovechamiento del agua y de los fertilizantes o bien la resistencia a plagas y enfermedades; así el producto que se obtiene es idéntico en calidad al de la planta original de la que procede (no transgénica), pero su coste de producción es menor.
Siguiendo este caso, el primer beneficiario es el agricultor que reduce sus costes; pero indirectamente se favorecen los intereses de la población general, sea cuando los alimentos son escasos o cuando se persigue un menor impacto ambiental (cuando el cultivo precisa menor cantidad de agroquímicos).
Actualmente, la financiación para la investigación pública de plantas transgénicas es muy escasa y de hecho, no se dedica apenas dinero en este campo por su mala fama. Siendo así, las empresas privadas tienen el monopolio en este sector, aprovechándolo de un modo claramente lucrativo.
Por ejemplo, la empresa biotecnológica Monsanto controla el 98% del mercado estadounidense de semillas de soja y el 79% del mercado del maíz. Para los pequeños agricultores, el alto costo de las semillas es un problema grave. Las semillas que comercializan son estériles (llamadas “terminator”), creadas con la intención de garantizar que las semillas no puedan volver a reproducirse una vez cosechadas. Según la empresa, la razón se debe al temor de que puedan reproducirse en ambientes no controlados, sin embargo los campesinos lo ven como una estrategia de la multinacional que les obliga a comprar las semillas para cada nueva cosecha.
Impacto social
Hoy el ciudadano medio ha perdido la implicación directa en la producción de alimentos. La realidad actual en pleno siglo XXI esta mediatizada por los medios de comunicación social, que son en muchos temas la ventana por la que nos acercamos a la verdad. Esta situación genera una serie de situaciones contradictorias en la opinión social sobre el uso de tecnologías de transgénicos en nuestros alimentos:
- Ante la existencia de “millones de analfabetos científicos” son necesarios unos medios de comunicación que informen y formen, por supuesto tomando en cuenta la limitada presencia de fundamentos de biotecnología en la enseñanza pública en México.
- Los medios de comunicación toman el peligroso papel de sustitutos de las revistas científicas. Muchas veces los científicos dejan filtrar o informan a la prensa los resultados de sus investigaciones y luego no es posible encontrar publicación científica seria que los avale, posiblemente porque no pudieron superar el juicio crítico del comité editorial o no fueron sometidos.
- Distintas posiciones de los actores llegan a la sociedad a través de los medios que juegan un papel mayor que el de la mera transmisión de información
- Necesitamos una información precisa y clara sobre los avances científicos y sus repercusiones sociales. Es básica para la formación de opinión y la toma de decisiones.
- Ante la falta de divulgación por parte de la comunidad científica (poco dispuestos a hablar con periodistas), los medios de comunicación están más próximos a la información suministrada por las organizaciones opuestas a los transgénicos.
Conflictos éticos de carácter social
Hay una serie de objeciones profundas en muchos discursos a la artificialidad. No es un asunto cualquiera sino una percepción que está enraizada en la psique colectiva para la cual lo bueno se identifica con lo natural, lo sano y lo bello. A continuación se muestran una serie de argumentos de consideración crítica:
- La biotecnología agrícola es interpretar o representar el papel de Dios, jugar a ser dioses. Mezclar genes entre individuos y especies es una tarea que sólo cabe al Creador. Los seres humanos somos hechos a imagen divina y Dios desea que ejerzamos el chispazo de divinidad que llevamos en nuestro interior. La curiosidad científica es parte de nuestra naturaleza (Comstock, 2002, 85-86)
- La biotecnología agrícola conlleva comercializar con la vida. Se afirma que se trata la vida de modo reduccionista, como una máquina o un objeto manipulable. Para algunos la vida es sagrada y no puede venderse y comprarse. Muchos se preguntan si esto no debería entonces aplicarse también a los productos de la agricultura ordinaria, lo cierto es que siempre ha habido instituciones económicas que aceptaron la comercialización de la vida animal y vegetal (Comstock, 2002, 89).
- La biotecnología agrícola es saltarse ilegítimamente las barreras evolutivas. Pero es indefendible proscribir el salto de fronteras entre especies sobre base que no es natural. Hasta la comunidad ortodoxa judía norteamericana ha aceptado la transgénesis en su suministro de alimentos. El 70% queso producido en los EEUU se hace con un producto derivado de la ingeniería genética, la quimosina recombinante. Este queso ha sido aceptado como Kosher (legítimo) por los rabinos ortodoxos (Comstock, 2002, 87-88).
- La biotecnología agrícola es nociva por ser artificial y sólo lo natural es inocuo. Hay productos naturales que contienen sustancias cancerígenas o mutagénicas (pimienta negra –safrol-, pimientos picantes –capsaicinas-, setas comestibles –hidrazinas- o el apio –psolareno-) y ninguno de los conservantes autorizados, por ejemplo, llegan a ser tan peligrosos como las toxinas que pueden producir las bacterias y los hongos que el conservante evita (Moreno, 2002, 104).
- La biotecnología agrícola atenta contra la biodiversidad. El problema es que es un argumento no exclusivo de los transgénicos. La alimentación de gran parte del mundo descansa en unas pocas variedades vegetales seleccionadas con fines muy concretos. Sí que es verdad que la gran concentración en pocas industrias está haciendo que este peligro sea cada vez más real.
Una valoración ética negativa basada en lo artificial de las técnicas olvida que la actividad tecnológica es expresión de la inteligencia humana, producto de la evolución. Tan natural debería ser la construcción de un capullo por el gusano de seda como la ingeniería genética, la pequeña represa del castro como una presa hidráulica, un hormiguero como una ciudad.
Para más información consulte:
De la Torre, J. "Aspectos éticos del uso de los OMG en la agricultura y alimentación". Universidad Pontificia Comillas. 2012. Consultado el 02 de julio de 2015.
<Disponible en: https://revistas.upcomillas.es/index.php/revistaicade/article/view/369/295>
Tiznado, M. "Alimentos transgénicos funcionales" Coordinación de Ciencia de los Alimentos. Enero, 2014. Consultado el 02 de julio de 2015. <Disponible en: http://www.researchgate.net/profile/Martin_Tiznado/publication/263808677_Alimentos_Transgnicos_Funcionales/links/53f4c4300cf2888a749117d2.pdf>
Segrelles Serrano, J. "EL PROBLEMA DE LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS EN AMÉRICA
LATINA: UNA “NUEVA” REVOLUCIÓN VERDE". Universidad del Valle, Colombia. Consultado el 02 de julio de 2015. <Disponible en: http://web.ua.es/es/giecryal/documentos/documentos839/docs/cultivostransgenicos.pdf>
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